LAS GALLETAS

Érase una vez un mono llamado Cirilo, era, simpático, servicial, alegre, positivo, sensible y cariñoso; es de esos monos que todos quieren tener como amigo.

Un día, en su clase de matemáticas, la maestra pidió a sus alumnos hacer equipos, para realizar un ejercicio; Cirilo hizo equipo con sus amigos de toda la vida – Jorge, Fernando, Santiago y Daniel– el ejercicio consistía en resolver diez problemas. Sorprendentemente, el equipo de Cirilo los resolvió en menos de diez minutos. Por ser los primeros en terminar, el ejercicio, la maestra Fabiola los premió con unas galletas. Cada quien tomó la suya, excepto Cirilo. Al ver esto, la maestra le preguntó a Cirilo por qué no había tomado su galleta, él le contestó que se sentía enfermo, por lo que lo llevó a la enfermería, antes de salir la maestra les solicitó a sus compañeros le guardaran la galleta, Jorge le dijo que no se preocupara, que él respondía por ella.

Entre la auscultación y la observación para ver cuál era la razón de la molestia que sentía Cirilo, pasaron 20 minutos, al final, la enfermera le dio una pastilla para el dolor. Cirilo volvió a su salón de clases. Al sentirse mejor pidió a sus amigos su galleta, sin embargo, la galleta había desaparecido.

Al preguntar, la maestra por la galleta, todos guardaron silencio, por lo que, le preguntó a Jorge dónde estaba la galleta, Jorge se puso colorado y la maestra intuyó que se la había comido.

La maestra le cuestionó a Jorge su acción indigna, puesto que no cumplió su palabra y se comió la galleta aun sabiendo que estaba rompiendo su promesa de cuidarla. Ante esto, Cirilo se molestó con Jorge, además de sentirse triste, aunque tenía mucho antojo, le entristeció más que su mejor amigo lo haya defraudado por no cumplir su promesa de cuidarla.

El enojo con sus amigos le duró una semana a Cirilo, pero pensó dos veces lo que pasó; después de reflexionarlo, fue a reconciliarse con ellos. Les dijo: "al parecer exageré sólo por una galleta". Se disculpó por no ser compartido, sin embargo, también solicitó a sus amigos mayor comunicación, sugirió preguntar antes de tomar una decisión en propiedades o acciones de otros monos. A su vez, Jorge pidió disculpas a Cirilo por el incidente; reconoció el haberse equivocado al romper la promesa, mentirle a los demás y tomar lo que no le pertenece, al final todos aprendieron la lección, sobre todo a perdonar.

-Roberto Ramírez.