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UN TRAZO FRUSTRADO

  • Foto del escritor: 4D
    4D
  • 17 may 2018
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 19 may 2018

Había un lápiz que vivía en la mochila de un niño, ahí convivía con los diferentes útiles escolares como su simpática amiga la pluma o como su amigo de toda la vida, el sacapuntas, aunque muchas veces lo lastimaba, pero aun así él lo quería; entre sus otros amigos se encontraba también su fiel compañero, el corrector, y alguien que no le caía nada bien, era el borrador.

El lápiz siempre se enfurecía cuando el borrador deshacía todos los dibujos que el lápiz hacía en su tiempo libre, y cuando el niño, dueño de los útiles quería agarrar su lápiz, el malvado borrador escondía en un rincón de la mochila al lápiz para que así el niño no lo viera y tuviera que pedir prestado otro lápiz a un compañero, eso enfurecía bastante al lápiz, pero el lápiz no hacía nada porque el borrador era más grande, era de esos borradores muy anchos, largos; estaba demasiado gigante. El lápiz se reunió con sus amigos y les platicó que estaba harto de la situación que vivía, y estaba dispuesto a solucionarlo; sus amigos, le dieron varias soluciones, y el lápiz decidió resolverlo mediante un método pacífico, y así que fue a hablar con el borrador; el borrador, no quería escuchar nada, se burlaba de él, y dijo que mientras él estuviera en el mando, se encargaría que el lápiz nunca fuera usado, y fuera olvidado.

Hay una explicación del porqué el borrador trataba así al lápiz, lo que sucedía es que tenía celos del lápiz porque era muy bueno en su trabajo, hacía cosas espectaculares con su punta, y eso enfurecía a borrador porque él jamás podría crear obras como las de su compañero, él no podía crear tanta cosas llenas de muchos sentimientos y todo esto hacía que el borrador se sintiera menos, esto lo ponía muy triste, es por eso que usa la máscara del ser el más fuerte, la de ser superior a los demás, pero por dentro era todo muy diferente.

Un día era el examen final del niño y él estaba buscando un lápiz en su mochila, el borrador, aplicó su táctica de siempre, pero está vez, el lápiz no se dejó intimidar por sus amenazas y lo golpeó y lo rayó, pero decidió detenerse porque el lápiz sabía que no era lo correcto, el borrador estaba muy asustado. Los dos se calmaron y decidieron hablar, se dijeron lo que sentían y se pidieron disculpas por lo que habían hecho, después de esta charla, el borrador decidió no volver a molestar al lápiz y así todos vivieron en paz en la mochila.


-Diego Martínez.

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Espero que esta historia te haya hecho reflexionar sobre la experiencia de confrontación del enojo y así te des cuenta cuando vives una de estas situaciones en tu vida diaria. Sabiendo cómo reaccionar sin causar daños, siendo tolerante y asertivo...

No olvides checar las demás experiencias de este blog. Nos vemos, hasta la próxima.

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5 comentarios


Sara Magallanes
Sara Magallanes
31 may 2018

El diálogo, la opción más viable para la resolución de conflictos. Buena moraleja sobre la confrontación, la cual es necesaria cuando queremos enfrentar y solucionar nuestros asuntos.

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Sandra del Rio
Sandra del Rio
31 may 2018

Me gusto mucho ya que deja una moraleja clara, la única solución para resolver un problema es "hablando", y eso hay que ponerlo en practica día con día.

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Liliana Cansino
24 may 2018

Siempre van existir situaciones en la vida de este tipo el chiste de todo es sobrellevar la situacion de la mejor manera para poder vivir en paz en ambos casos y ovbiamente la comunicacion es la base de todo

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Daniela Rivera
Daniela Rivera
19 may 2018

Tiene razón al ser pacifico como el dicho: el respeto al derecho ajeno es la paz.

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Monica Mora
Monica Mora
19 may 2018

Yo opino que la solucion pacifica es la mejor solucion.

y como dice el dicho: hablando se entiende la gente

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