EL LEÓN GANADOR

Érase una vez dos leones llamados Gill y Molt, que desde que eran unos cachorros se conocían, crecieron y convivieron juntos. Ambos tenían muchas cosas en común, les gustaban las mismas cosas, casi nunca peleaban, se compartían sus cosas y hablaban de lo mismo, es decir, congeniaban a la perfección y tenían una conexión inigualable.

En su hábitat, era común que cada cierto tiempo Mushu, el líder de la manada, organizara un evento el cual consistía en una pelea entre dos leones en un determinado lugar con fines de entretenimiento, y este año sería en lo alto de una montaña. Estos leones eran escogidos al azar por Mushu. Cuando llegó el día de escoger, todos los leones y otros animales de la manada, se presentaron cerca del lago y Mushu escogió a Molt y a Harubi (un león experimentado en peleas y de aspecto fornido). El león ganador sería acreedor a una corona de olivos, alimento gratis durante un año y obviamente el reconocimiento de toda la manada de animales.

Cuando Gill escuchó aquello, sintió miedo y preocupación porque su mejor amigo había sido escogido para la pelea, y existía el riesgo de que pudiese salir lastimado y herido, y más si peleaba contra él. Molt también tenía miedo, pero es el deber de todo león estar dispuesto a pelear si eres escogido, sin excusas. Molt quería ganar, así que puso todo su empeño y esfuerzo para prepararse para el mes siguiente que sería la pelea. Gill lo acompañaba y entrenaba con él todos los días para que lograra su objetivo.

Cuando llegó el día de la pelea, Molt estaba aterrorizado de salir a pelear delante de todos los animales viéndolo y en medio de todo ese bullicio. No podía concentrarse y parecía que todo el entrenamiento que hizo fue en vano. Gill, antes de salir, le dijo unas palabras de aliento para motivarlo. La pelea comenzó y en los primeros minutos Molt estaba desconcentrado y nervioso, por lo que Harubi le dio unos cuantos fuertes golpes a Molt en el lomo y hocico, por lo que lo noqueó un poco. Tardó unos segundos en reaccionar y en ese instante ve a su familia y a Gill entre la multitud, y recuerda todo el tiempo y esfuerzo que invirtió para este momento y además, las palabras de aliento que le dijo su mejor amigo. Eso lo inspiró aún más y empezó a pelear como nunca, estaba motivado y nada lo detendría. Tenía una sensación de poder hacerlo todo, de plenitud y libertad. Harubi, el león supuestamente experimentado y fornido, comenzó a perder la riña, ya que con cada golpe se iba haciendo más débil y su cuerpo no le respondía, esto aunado a lo aturdido que estaba por el ruido exterior. Molt ganó la batalla y sintió algo que nunca había experimentado, aquella sensación de alivio, satisfacción, libertad, plenitud, felicidad, gozo. Todo lo que hizo finalmente dio frutos y eso no se comparaba con nada. Gill sintió lo mismo que su amigo y estaba muy feliz y orgulloso de él, haya o no ganado. Ambos leones sentían la sintonía y el apoyo muto y además de esto, Molt no solo ganó la batalla, sino una experiencia de gozo inolvidable que llevaba consigo muchos otros aprendizajes.

-Orlando Reyes